MATERNIDAD
Cuando sonríes un claror emana de tu rostro
y transmuta todo lo que te rodea como un sol manso, tibio y permanente.
Cuando duermes tu semblante respira como un mar
e irradia una paz que no es de este mundo.
A dónde viajas en sueños, qué soles estarás visitando,
qué tierras, qué cielos.
Como tu boca pura es el cielo,
y el hambre que conocí se ha transformado
en un bien querer inmarcesible.
Haces de oro todo lo que tocas.
Pequeño lleno de gracia y virtud,
preservo tu tesoro como fiel guerrera,
mi placer es servirte, mi salario cuidarte
y verte crecer mi propio triunfo.
Gracias doy por el presente mayúsculo de la maternidad,
que arrastró fuera de mí la sombra
para hacerme cáliz de sangre y vida,
árbol donde anida un pajarillo,
cuya canción me despierta, y su piel
tiene el perfume del jazmín al caer la tarde.
Tus caricias, joyas que se trenzan a mis dedos,
Tu risa, río rebosante de salud.
Eres luz brillante, eres pureza,
eres el fruto de la vida, Dios en mí.
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