MATERNUDOS
Cuatro de la noche, o de la mañana.
Llueve y preparo té de jazmín porque me he cansado de dar vueltas en la cama buscando el cordel del sueño. Y nutro el alma en esta luna llena, con las diminutas pero perceptibles alegrías cotidianas.
Suele darme este desvelo en las lunas llenas. Parece que mi agua entra en mareas removiendo los cimientos y lavando las memorias para recibir clara el porvenir. Es interesante como en esas revueltas entre sábanas (mientras me resisto a levantarme) pasan por mi cabeza tantas personas, ideas, imágenes...un centrifugado aleatorio de items que no sé si vienen o van, o ambas cosas.
Llueve sin truenos, mansamente, como un rumor de hojas al viento, ambientando este silencio fértil, estas inspiraciones y vaivenes de mis aguas emocionales en un día aun no anunciado.
Los hijos tejen una red de amor alrededor nuestro, y nosotras somos agua que se escapa... hacia ellos. Si duele cortar nuditos, también reparamos redes, o tejemos y destejemos como Ariadna para salir del Laberinto...Para cada nudo en la garganta hay un grito libertador; y para cada grito rompedor hay una artesana cosiendo los rotos. Cuántos nuditos en la garganta que trepan desde el pecho y quieren ser llorados...! Son testimonio de nuestro crecer como mamás!
Los vástagos nos tejen desde dentro cuando nos anidan en el templo uterino. Al salir nos hilan alrededor un ovillo que a veces ahoga; y un buen día, el ovillo se seca y salimos nosotras, mariposas de alma arcoirisada! Cuántas veces no renacemos gracias a nuestros pequeños hombres-araña??
Mujeres árbol. Nuestros frutos, tan savia y semilla, tan coloridos y perfumados, nuestra esencia. En ellos depositamos esperanza y herencia para la tierra. No caen antes ni después, sino a su hora. La autonomía llega cuando el peso de la grave-edad empuja para que ellos tracen nuevos caminos, otras ramas.
Nos queda dar sombra, acoger pajarillos, levantarnos hacia el sol, hurgar por minerales, embellecer el paisaje, crepitar en una hoguera, ser pared o columna de nuevas chozas, en fin. Ser ejemplo de destino asumido. Levantar con orgullo la barbilla presumiendo de sus triunfos, que son los nuestros. La próxima vez mira despacio los nudos de la madera.
Como dice mi amigo chileno, todo es un juego...y no es difícil verlo así para mujeres con nombre de cuento.
pd. arrecia la lluvia. Cinco de la mañana.
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Elena Silvestre -