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CAPÍTULO 5. DE LA MANIFESTACIÓN DEL AMOR FÍSICO, PARTE 2.

CAPÍTULO 5. DE LA MANIFESTACIÓN DEL AMOR FÍSICO, PARTE 2.

Entre todos los estados de la materia que se conocen, el del ser humano es uno de los más avanzados. Sin embargo, el egoísmo con que dispensa sus dones, ha hecho que esa energía maravillosa de amor, al no fluir adecuadamente se vuelva en su contra y desequilibre los sistemas en torno. El estado perfecto para dar y recibir es el no necesitar. Ningún extremismo fue jamás preconizado por inteligencia alguna. Los estados inferiores se desbordan y tornan agresivos porque no tienen conciencia ni control de su energía ni de sus actos. En el ser humano el don divino de la procreación que se nos entregó, vive a menudo aislado y malempleado en fines egoicos y lucrativos, maculando así su esencia de pureza y luz primordial. Observamos con tristeza cómo la inconsciencia deja su rastro de muerte y sangre, de abortos y placer vacío, de polución y miseria, de separación y abandono. Existe una fuente que sacia para siempre, es la llamada Fuente de la Vida Eterna: quien bebe de esa agua nunca más tendrá sed, no volverá a experimentar las pulsiones de la materia inferior porque habrá por fin comprendido la Verdad Mayúscula del Amor Divino. Quisiéramos ayudaros y constantemente os mandamos mensajes que puedan ayudaros en esa mudanza. Queremos sinceramente y de corazón, vuestro Bien.

El cuidado del templo personal es acorde con el cuidado espiritual. Los primores llegan a quien los merece, porque emana ese idéntico primor diamantino desde su más íntimo interior. El corazón de cristal de la Tierra bate en cada uno, distribuyendo amor y generosamente esparciendo sus frutos, porque fue creada por la misma mano del Creador y todo lo que fue hecho fue bueno y continúa siéndolo. El pecado original fue lavado con la sangre de Cristo, que sigue lavando, curando y transmutando el planeta entero, llamando a servidores y discípulos, uno por uno, desde todos los caminos y países, desde todas las lenguas gracias al don del Espíritu Santo. Hasta hoy mana su rebosante caudal de salud espiritual para que todos bebamos de la Fuente que nunca se seca.

Cada vez que ofendemos a un hermano atentamos contra nuestra propia vida, contra nuestro hogar en este sagrado lugar, porque no hay diferencia en las alturas, es fundamental encender la llama divina de cada uno, para ver y ser visto como Hijo del Padre. El Bien no discrimina ni juzga, sólo ama, y ama y ama. Sin descanso, autonutriéndose: es la Fuerza que se autogenera.

Gracias a la respiración reconectáis a cada instante con el universo, entrando así en comunión con todo lo que rodea. Uno no puede dejar de ser permeable a todo lo que rodea mientras siga precisando respirar y viva en esta materia. ¿No oscila la llama, el árbol, la flor? Dejad que el aliento de la Vida Eterna os penetre y os inunde, hasta no dejar resquicio para otra cosa que no sea el Amor a Dios. Ese vino hará rebosar vuestra copa. Esa brisa os hará danzar la más bella de las canciones. Contenedlo, bebedlo, amadlo. Con respeto trabajad el cáliz que os fue dado para merecer recibir las Gracias de la Fuente Verdadera. El verdadero conocimiento está en esa entrega. Quien quiera fuerza, beba de esta Fuerza, quien quiera sabiduría, beba de la Fuente del Saber, pues nada hay fuera de esta Verdad.

 

 

 

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