MANICOMIO VERSUS PARAÍSO INFANTIL
Los locos éramos nosotros. Los niños querían entrar en el manicomio. Teníamos visiones del Paraíso a través de un agujero en el muro, de campos floridos donde dejar rodar nuestros cuerpos. había un laberinto de sirenas al que sólo podíamos entrar las niñas. Había un barco con capitán invisible, allí en su torre pirata, cantábamos la victoria de la libertad de los adultos que no nos vigilaban, la victoria dichosa de la salvación en la pureza. Mi amiga se llamaba María, como la Madre, del Mar, como Jemanjá, mi amigo se llamaba Manuel, que significa "Dios con nosotros". Sólo al crecer supe estas cosas y comprendí que había estado toda mi infancia acompañada por ángeles protectores, y que la pérdida de inocencia trajo un alejamiento hacia la frialdad, la falta de fe, el miedo. Los niños no conocen el miedo si no se lo enseñamos, porque viven en eterno presente, porque no cargan con memorias traumáticas a no ser que nosotros se las inculquemos con culpas inútiles. No están locos, los locos somos nosotros, que vivimos esclavizados en un sistema carente de fantasía y expresividad de corazón.
Resguarden su niño interior y seguirán viviendo el Paraíso en la Tierra.
0 comentarios