El Milagro de la Procreación
Estrella Gaia llegó a la 1.32 de la mañana del día 8 de enero, con la luna nueva. Según el calendario maya, es Sol Cristal,Estrella como el Sol y Cristal de Tierra como Gaia nuestro planeta. El suelo de su casa es un mosaico de estrellas, su mamá es Tierra y su papá Tormenta, han creado bajo el auspicio divino un hermoso fruto. Agradezco porque me invitaron a asistir al Milagro de la Vida. La experiencia ha mudado mi vida. El esfuerzo de una mujer en una cierta muerte física y dejando paso a la nueva existencia, es un espectáculo de la Naturaleza. Todos deberíamos presenciarlo al menos una vez en la Vida para comprender de dónde venimos y a dónde vamos, y dejar de perder el tiempo precioso con esas preguntas retóricas. Ahí, en ese momento, todo cobra claridad, la Luz pura amanece desde el seno de una hembra. La gruta de piedras preciosas vierte sus riachuelos acompañando vientre fuera al nuevo ser. El tránsito de la respiración umbilical a la aérea, fue pacífica y armónica. La bebé comenzó a respirar sin llanto, sólo adaptándose a la nueva atmósfera y utilizando todos sus recién formados órganos. Llegó con salud y belleza, con fuerza y alegría. Llegó entre nuestros cantos y nuestros llantos. Las emociones explotaron. Creía que las experiencias místicas eran a solas. Ahora creo que no hay nada que esté más cerca de Dios en la Tierra que el milagro de la Procreación, donde Padre y Madre se constituyen Rey y Reina, abandonando sin dolor sus viejas vestiduras de Príncipe y Princesa. Aún dan un paso más siendo para ese bebé la encarnación de la Esencia Paterna y Materna, que Dios y la Virgen son para nosotros en los planos superiores. La sangre bautizó el suelo, nuestros guías estuvieron vigilantes y protectores. Gracias a la Madrina Clarice que borda su misión de traer luz a la tierra, como partera y como madrina de nuestra iglesia, aunando su misión material con la espiritual con perfección modélica. Que vivan Andrés y Laura, y que el camino que emprenden venga lleno de oropeles y gracias merecidas. Benditos sean quienes ayudaron a hacer ese parto un momento mágico, Maya, Mayrton y Ricardo. Gracias Vida. ¡Vivan todas las Madres! ¡viva San Antonio! ¡vivan los niños!
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