PLEGARIA MARINA
Tras el último desastre ecológico del Golfo de México, mi determinación por un mundo mejor toca fondo, el fondo del mar. Levanto sabiendo que me he ido allá, buscando tesoros, en esta noche revuelta, sintiendo en mí todas las muertes de cetáceos, tortugas, ballenas.
Mi vida ya está demasiado ocupada para embarcarme en la flota de un movimiento ecológico, abandonar mi casa y lanzarme al océano en su defensa, pero aún hay mucho que puedo hacer.
Convoco telepáticamente a cetáceos y mamíferos marinos, para que lleven mi mensaje a sus hermanos. En nombre de la raza humana les pido perdón por nuestra enfermedad de codicia y de ignorancia, por nuestro embrutecimiento, nuestra falta de sensibilidad y empatía hacia ellos y hacia el planeta, que es decir hacia nosotros mismos. En qué momento el hombre olvidó su esencia divina y cayó en este caos...
Mi compromiso será pequeño pero total. No volveré a usar bolsas de plástico. Conseguiré una reciclable, y en ella llevaré mi compra, evitando en todo lo posible el consumo sin reflexión y los alimentos enlatados y empaquetados, ese será mi anillo de compromiso de hoy en adelante y lo luciré orgullosa, y tácitamente sonreiré cuando vea a otros seres humanos en la misma promesa, sabiéndonos parte de un mismo silencioso ejército de paz. Esa será mi fuerza, mi ofrenda, mi semilla para los que vienen, para los que se queden a restaurar el paraíso que perdimos por un puñado de dólares, de juguetes inútiles, de armas y petróleo.
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alvaro -