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CONSTELANDO RUFIANES

CONSTELANDO RUFIANES

Ayer fui al cine a ver una peli argentina titulada "Un novio para mi esposa". En ella el marido cobarde acuerda con un tipo que en nada parece un sex symbol que le libre de su mujer. El tipo en cuestión, a pesar de ser un hortera poco atractivo, tiene una dosis de ternura, caballerosidad y respeto que derrite a todas las féminas de su entorno, tanto que se dedica profesionalmente a estos asuntos.

Después de la peli, que recomiendo, me quedé pensando en este personaje, que vive en una roulotte, que trabaja en un decadente parque infantil regalando globos a los niños disfrazado de perro gigante. Me quedé también yo seducida ante tal ser, irreal, imposible y a la vez tan necesario para la mujer. Confesor, padre, amigo, persona de confianza, alimentador de autoestima, soporte firme en tiempos de tormenta, oasis de reposo de las preocupaciones mundanas... Y ni siquiera llega a acostarse con su cliente... Cuando él comienza a galantear a la amargada esposa, ella se vuelve una flor hermosa, una guerrera inteligente, una mujer completa. Es como si despertase al fin en ella algo que había estado dormido. Creo que en muchas mujeres anida ese potencial encantado a la espera de ser despertado de un hechizo.

Los psicólogos te dicen que has de amarte a ti misma primero, que no sirve de nada buscar fuera lo que no tengas dentro; pero viendo esa peli me di cuenta de que no somos nada a solas, de que en verdad precisamos de la interacción para que ciertos componentes latentes en nosotros reaccionen, como en química, y encuentro esto más sano que la pura subjetividad del yo, mi, me, conmigo. Creo que estudiar la psique como algo distinto o separado sólo causa más problemas. Creo en terapias integrales que consideren al individuo como miembro de un grupo mayor, en el que se inserta, tiene su función y que le garantiza un equilibrio. Mientras nos sigamos considerando autosuficientes y persigamos ideales de éxito a solas, estaremos trillando caminos de soledad y fracaso. Yo me apunto al carrusel del parque del "Cuervo", yo quiero que un desconocido me regale flores sin necesidad de haber usado una marca específica de desodorante.

Montada en mi corcel, vestida de princesa, espero el día en que la espontaneidad de los puros de corazón abrazará la tierra.

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