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Brasilia 2007-2009, lost in translation

Brasilia 2007-2009, lost in translation

2007. Húmeda y estiva esta Navidad me sabe a traición, lejos de los míos y rodeada de frutas tropicales, la llanura me habla de un horizonte vencido cuya línea los árboles recortan sabanafricanamente.

Para sentirme menos sola leo libros, que son como buenas conversaciones. Ayer tuve un coloquio con Umberto Eco sobre Cómo se hace una tesis, y hoy he tomado un café con Derridá, sobre la traducción. Su ensayo Torres de Babel viene a confirmarme algo que apenas intuí durante mucho tiempo: que las palabras son fractales del Verbo primigenio y desmenuzarlas nos lleva a esa différance eterna de significado permanentemente diferido, repetido como un espejo en un espejo en un espejo.

2009. Hoy consumado otro ciclo de vida, creo. Creo que la traducción es un arte y no una ciencia, y que como cualquier hijo de Dios sólo pide amor para ser tratada. Y ahí está el quid de la cuestión, amar no es conceder, ni ceder, ni apropiarse, ni fingir, ni imponer, ni mentir. Amar es respetar la esencia de cada ser, o texto, o autor, en su verdad intrínseca. Pues al fin y al cabo como estamos ligados unos a otros y al Todo, no hay como huir. Vivimos en esa red pránica de amor infinito, a Él nos debemos. Cuando por fin comprendamos que sólo se prospera aliados al Poder Superior, el brillo que reside en cada alma hará su aparición. Entonces viviremos la mística como algo cotidiano, y dejaremos de odiarnos por no ser amados, o por no ser perfectos, felices de ser partículas al servicio de la Luz, humildes y enteras, como la flor, que no aspira a ser árbol ni montaña, y ES, tan simplemente, tan verdadera, bella.

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