CONSEJO DE LAS 13 ABUELAS, LA CURA DE LO FEMENINO
Entre los días 21 al 23 de julio tuve el privilegio de asistir al segundo encuentro del Consejo de las 13 abuelas, que tuvo lugar en España y en concreto Borja fue el único lugar elegido por ellas fuera de su circuito habitual, que suele ser el de las respectivas patrias de cada una.
Este segundo encuentro llevaba por tema la cura de lo femenino en el planeta. Inmediatamente pensé en mi madre, también abuela y matriarca de cinco hijas y hoy avistando los inicios de su vejez y tuve el presentimiento o la intuición de que debía estar allí, como si el universo hubiera tejido este regalo confabulándose con mis deseos de reunirme con mi madre. La síncronía no me defraudó: en efecto mi madre recibió una milagrosa cura...
Las 13 abuelas narraron sus anécdotas personales dando un enfoque más humano a los acostumbrados discursos feministas. Ellas no precisan demostrar que valen. Es evidente ante sus solas presencias que nos hallamos ante hembras guerreras que han batallado para sacar sus vidas y sus familias adelante.
Muchas de ellas se dedican a la sanación a través de plantas y rituales espirituales. Todas ellas tienen en común una profunda fe y coinciden en afirmar que la curación viene de uno mismo querer curarse y creer que puede hacerlo. Afirman que el trabajo de una mujer nunca acaba, por ellos nos recuerda la importancia de reconectarse con la Madre Naturaleza como escuela, el respeto sagrado por las aguas así como el cuidado físico y moral hacia nuestros cuerpos, pues como madres potenciales estamos encargadas biológicamente de la crianza de los hijos y este rol ha de ser respetado, si las mujeres comienzan por respetarse a sí mismas. Nos animaron a asumir que somos las encargadas de que no se pierda el saber y las tradiciones, guardianas de las memorias ancestrales, de la sabiduría cotidiana, de la alquimia de los alimentos en la cocina aunque la casa como la familia sea una misión de dos, igualitaria. Nos demostraron con el ejemplo en hermosas lecciones de humildad, a través del canto y la oración, cómo abrazar a quienes nunca conocieron la paz, a quienes están en cárceles y en la oscuridad, siendo madres no sólo de nuestros hijos sino de todo ser que habita la tierra, llenando las aparentes separaciones de fe, alimentando las semillas de prosperidad y bienaventuranza. Agradezco como ellas agradecen por sus sagradas misiones y os exhorto a seguir soñando y desarrollando el mágico poder de creación de la intuición femenina.
¡Que se encienda y perpetúe en vuestros corazones también el Fuego Sagrado de la Esperanza!
1 comentario
Juan Carlos Sesé -
Nos conocimos en una tertulia literaria en un café cerca de la Universidad. Te regalé una revista llamada "Humanitas" de mi asociación literario-libertaria Foro Humanístico. Me gusta tu sentido femenino de la duplicidad complementaria hombre/mujer. Puedes consultar mi blog y dejar un comentario:
http://araclasicas.blogspot.com