Blogia
Aliwen

DIENTES DE LECHE, DIENTES DE SABLE (para madres lobas)

Cuando tomas por primera vez su carne trémula en tus brazos todo tu potencial y tu creatividad te dicen que serás capaz y que saldrá bien. Tus ganas de que así sea lo dicen. Nadie te cuenta que ser madre es solo, solo y exclusivamente, amar.

Por el jardín de senderos que se bifurcan hay caídas y errores. Hay días de brillo con noches de lamento. Hay lágrimas escondidas y sonrisas aparentes. Sobre todo ello gime la vida, a menudo silenciada por el tumulto de lo que nos han contado que es vivir.

No le enseñes a ser superman, sino a ser humano y revestirse de humildad. No le convenzas de que la solución está en la grandeza ni en los superpoderes, sino en la sabia calma que ayuda a tomar las decisiones adecuadas. No quieras que sea el primero de la clase, sino que sea él mismo y sea feliz, porque ser auténtico, en nuestras miserias y glorias, es la única dignidad que queda cuando las debacles cotidianas nos asedian.

Enséñale a levantarse, no solo a evitar caer. Que sepa deshacer y reconstruir; que sepa que hay actos irreparables y que no podemos volver atrás en nuestros pasos, pero que grabe a fuego que siempre podemos aprender a hacerlo mejor y perdonar(nos). Déjale que invente y que sepa apoyarse con respeto en el saber de las tradiciones, de nuestros mayores. Anímale a que beba de las fuentes más puras para que detecte el sabor falso de la mentira ya en sus primeros estadios, y pueda alejarse. Permite que elija sin cortapisas, sin resquemores para que pueda percibir con claridad lo que gana y lo que pierde a cada decisión. No le robes sus lecciones. Estáte presente cuando sea valiente tanto como cuando huya. Ensalza toda vez que continúe, porque aunque algunos pasos se estacionen y otros parezcan retrocesos, bien sabemos que todo es avance; así lograrás que no se rinda, que no se juzgue, que no tire la toalla y se cumplirá tu deseo de que los fracasos sean borrados rápidamente por un viento feroz y las alegrías se queden largamente.

Perfeccionismo: ¿es posible no proyectar las propias carencias y deseos en un ser que nace libre? Nos habita el anhelo de que en el caudal de amor que en él invertimos cada día, en cada respiración, no vayan trenzadas también todas nuestras limitaciones. Quieres ser la madre perfecta, pero este tejido que amplías constantemente para llegar a él está hecho de nuditos. Cada nudo es la lección nuestra de cada día.

Me extiendo como el  mar y dejo espuma y huella de sal. Le empujo. Donde él llegue yo no estaré. Su futuro no es mi playa, pero le habré enseñado a extenderse. En el desafío basta la mente y el corazón alerta para no perder la posible enseñanza.

Ser madre es entender que esa carne de tu carne irá trazando un camino adyacente a partir de tu tronco. Todo lo que puedes darle es firmeza… y aire. Tu cielo y su cielo serán los mismos solo un breve tiempo, y después volverás a ti misma y no te reencontrarás, mientras ellos parten para encontrarse. Las diferencias, impostergables, irán abriéndose camino con dolor, como nuevos dientes que empujan a los viejos, ya inservibles. Irán desgarrando el paraíso y dejando los sueños como ropas pequeñas a jirones, en la apresurada carrera hacia la creación del propio yo. En esa progresiva desidentidad no hay pérdida, solo crecimiento.

Un día ya no será el que te propusiste, sino que empezará a aparecer un hombrecito o una mujercita completamente nuevos, y es que la vida se renueva a sí misma eternamente. Te sorprenderá mirarte en ellos como en un espejo que ya no te refleja, y es justo que así sea. Es la ley.

Habrá discusiones y diálogo, reglas y el orden en el desorden. Serás la parte seria del asunto, la que ostenta el cetro y la responsabilidad. Recuerda que la autoridad se gana con silencio y se pierde con gritos. Acompañarás el cauce de un río bravo que aumenta a cada día y que solo descansa en su lecho cuando se amansa en respiraciones profundas para amanecer rugiente y vigoroso.

Lo verás derrotado y triunfante, maduro e indeciso. El impulso de la vida hará que quiera separarse de ti. También habrá momentos en que deseará regresar. Lo hará, pero sus visitas no serán tan largas como a ti te gustaría.

Serás solo espectador, muchas veces. Serás objeto de crítica y de odio. Serás almohada de lágrimas y seno de consuelo. Serás la voz de la conciencia y el perfume del primer amor cuando ya muy lejos el olfato lo lleve. No podrás detener el curso de la vida, pero siempre te llevará escrito en sus gestos y su sangre, en cada cucharada y cada sonrisa cómplice, en cada logro y en cada triunfo. Sus primeras elecciones vinieron de tu mano.

Guardarás en tu corazón sus visiones, sus palabras.  Ser madre es despedirse poco a poco, por eso atesora su presencia hoy. Entrégate entera en cada gesto y no te importe errar, porque eso es humano, mientras que pretender ser perfectos es de locos. Ríe y llora, canta y sueña, juega y celebra.

En el insomnio trazarás oraciones y escritos, dibujos y canciones para arrullar la soledad en tu alma e impedir que en ella aniden las fieras de la tristeza. Has caminado con lobos y conoces al Cordero. Que sus Pastos te nutran.

Escribirás cartas: Hijo, perdóname. No soy perfecta, pero te amo con todo el amor de que soy capaz, aunque eso no sea suficiente. Me esfuerzo por superarme para alcanzar a cubrir tus necesidades. Llegará un momento en que no podré saciarlas. Te deseo que encuentres en ti la llave de la sabiduría que te habita, que te guíe tu prudencia y tu don de observación, que tu voz interior te anime a cumplir la Voluntad del que te creó.

No tienes que ser igual a mí.

Tienes pleno derecho a ser distinto, a elegir otros caminos.

Yo te libero en mi abrazo y te abrazo en mi libertad.

Yo te acepto como eres y te amo como eres, incondicionalmente.

Siempre estaré aquí, esperándote, cuando desees regresar.

1 comentario

Amaia -

Hola Alicia, me gusta mucho tu blog. Enhorabuena por él. Soy Amaia, nos conocimos en nuestra infancia, me acuerdo cuando íbamos juntas a la guardería de Lina y de una anécdota que sucedió y siempre me ha hecho acordarme de ti. Te asoció a la mejor etapa de mi vida. Guardería y chuches de la tienda de tus padres. Muchos años después volvimos a coincidir ibas con tu pequeño hijo y me reconociste. Me alegré inmensamente de volver a verte. Escríbeme al e-mail y seguimos hablando de nuestras vidas y recuperamos nuestra infantil amistad. Ciao, ci vediamo presto.