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Aliwen

BAUTISMO DE AIRE ARBÓREO

BAUTISMO DE AIRE ARBÓREO

En cierta lengua indígena llamada Mapunzugun "árbol" se dice Aliwen. Ese será mi nuevo nombre. Sigo viajando por este planeta y sorprendiéndome de los estragos que la amada humanidad causa en la amada tierra. Mi causa personal, que abrazo, serán los árboles. Ellos nos protegen de las inclemencias del tiempo y de la lluvia ácida. Madres de insectos y nidos, maestros de elevación y agradecimiento, de fertilidad y generosidad, hogar y nutrición, sombra, oxígeno, cobijo, belleza. Sus regalos son tan abundantes y su único enemigo es el hombre. De camino al Amazonas ví con angustia el clamor de algunos troncos quemados en medio de llanuras que se dedican ahora a la cría de ganado para alimentar nuestras bocas hambrientas de innecesaria carne. Lejos de hacer aquí una apología del vegetarianismo, me vuelvo verde como las hojas, no predico: SOY, soy Aliwen, el árbol que resiste. Cuando el último árbol caiga nos daremos cuenta como decía el Jefe Sioux que el dinero no se come. "La tierra no pertenece al hombre; es el hombre elque pertenece a la tierra". No talemos más nuestras propias esperanzas. "El aire es de mucho valor para el hombre piel roja, pues todas las cosas comparten el mismo aire -el animal, el árbol, el hombre - todos comparten el mismo soplo. Parece que el hombre blanco no siente el aire que respira." "Cada pedazo de esta tierra es sagrado para mi pueblo. Cada rama brillante de un pino, cada puñado de arena de las playas, la penumbra de la densa selva, cada rayo de luz y el zumbar de los insectos son sagrados en la memoria y vida de mi pueblo. La savia que recorre el cuerpo de los árboles lleva consigo la historia del piel roja". La savia es nuestra sangre. El ejemplar de la foto se llama Guardián y reposa a los pies de un camino recorrido por algún libertador, cerca de Villa de Leyva en Colombia. Que la Naturaleza retome su imperio.

1 comentario

correcaminos -

Dos de las experiencias más bonitas que tuve durante el camino de santiago fueron sentado junto a un Dolmen comiendo queso y abrazarme a un castaño milenario.
La naturaleza tiene sitios increíbles, pero los árboles desentierran la magia para mostrárnosla, sólo tenermos que recordar que somos tierra, como ellos para verlo.